The Savage and The Swan

El rey de los lobos era más bestia que cualquier hombre, más tirano que cualquier rey, y mucho más de lo que parecía.

Criado para vengar a sus padres asesinados, había sido entrenado y condicionado hasta que nada más que violencia y odio recubrían las paredes de su corazón muerto.

Durante casi cuatro años, había hecho todo lo que podía para ayudar a mi reino mientras nos enfrentábamos a la inconquistable maldad del rey lobo; apenas nada.

Como única heredera del linaje de Gracewood, había sido relegada a tareas serviles que me mantuvieran a mí y a mis secretos a salvo.

La oportunidad de hacer algo más que preocuparme tras los muros de nuestro castillo llegó cuando los traspasé tras escuchar los planes de mis padres para mi futuro. Al huir, me precipité sin saberlo hacia un destino que todos esperábamos desesperadamente evitar.

Cuando lo vi venir, ya era demasiado tarde. Para mi familia. Para mi reino. Para mi corazón.

Antes de que pudiera detener el desastre, el rey me tenía bajo su gigantesca garra, y un movimiento equivocado tras otro hizo que esas afiladas garras se hundieran más y más bajo mi magullada piel.

Puede que estuviera atrapada y furiosa, pero aún tenía un reino que salvar y un plan. Sin embargo, cuando chocamos, el derramamiento de sangre, el miedo, sus atrocidades... todo se disolvió como polvo de estrellas en el mar nocturno.

Las estrellas habían trazado nuestro destino, pero no importaba lo que ellas o mi corazón quisieran. Me negaba a ver al macho enigmático, al niño perdido sin corazón con un alma bajo la carne de un monstruo.

El rey salvaje que había destruido todo lo que amaba caería, aunque mi corazón cayera con él.